Una de las empresas más importantes del sector
aeroespacial acaba de unirse a la competición por llegar a Marte: Lockheed
Martinha anunciado sus planes para llevar a los humanos al planeta rojo en el
año 2028. Sin embargo, su plan consiste en situar en órbita alrededor de Marte
una aeronave que imite a la perfección la Estación Espacial Internacional, en
lugar de ir directamente a la superficie del planeta.
El proyecto, dado a conocer el pasado 18 de
mayo en la cumbre “Humans 2 Mars” en Washington, D.C., es el último de los
muchos intentos por impulsar una misión a Marte factible y rentable
para la NASA, que sigue adelante con “Journey to Mars”, iniciativa en la que
participa la agencia al completo.
“Lo que presentamos es una visión de futuro”, dijo
durante el comunicado oficial Wanda Sigur, vicepresidenta de Lockheed Martin y
directora general de proyectos espaciales civiles. "No es lo mismo que
poner el pie en Marte", admitió, pero sí que "se aprovechan muchos de
los elementos ya diseñados para llevar a los humanos a otro planeta".
Los planes de la empresa dependen en gran medida de
la disponibilidad del hardware ya existente de la NASA, en especial de Orión,
el módulo espacial tripulado que Lockheed Martin está construyendo para la
agencia espacial.
El plan exige que Orión realice su primera
incursión más allá de la órbita baja terrestre con una misión lunar no
tripulada en 2018 y otra misión tripulada de acercamiento a la luna en 2021,
que recuerda al Apollo 8. Durante el 2025, la agencia se enfrentaría a misiones
cada vez más ambiciosas en distancias similares a la de la luna, lo que
culminaría con una especie de “ensayo” de la misión a Marte en el
que la tripulación se mantendría a unos tres días de viaje de la Tierra,
haciendo posible un viaje rápido para regresar en caso de
emergencia. El tiempo del "vuelo" entre la Tierra y Marte sería
de al menos seis meses.
En 2026, según esta propuesta, la NASA situaría una
estructura en órbita en torno a Marte, compuesta de módulos deshabitados y
paneles solares. Los astronautas enviados en la misión se acoplarían a
este puesto dos años más tarde, constituyendo lo que la empresa ha bautizado
como “Mars Base Camp”: un laboratorio y seis habitaciones que servirían como
puerta de entrada para futuras misiones.
AUDAZ PERO IMPRECISO
Como muchos otros proyectos de llevar
hombres a Marte, este último es de los más atrevidos, ya que requiere
la perfecta ejecución de las primeras misiones esbozadas del módulo Orión, por
no mencionar un enorme apoyo político y progreso tecnológico.
“Les reconozco el mérito por haber sido tan
atrevidos”, dice Scott Hubbard, director del Center of Excellence for
Commercial Space Transportation de la Universidad de Stanford. “Esto requeriría
que muchas cosas salieran bien”.
De hecho, no se trata de la primera propuesta de
misión que requiere una "avanzadilla"a Marte dentro de un
plazo muy ajustado.
“El plan no parece
tan terriblemente nuevo si hablamos de un plazo de 12 años”, afirma
David Portree, que trabaja en el archivo en el Centro Científico de
Astrogeología del Servicio Geológico de Estados Unidos y es autor de Humans to
Mars. “En 1963, los ingenieros de la NASA investigaban la posibilidad de
aterrizar en Marte en 1971”.
En 2015, la organización sin ánimo de lucro
Planetary Society esbozó un plan similar basado en un estudio del Jet
Propulsion Laboratory que pretendía llevar astronautas a la órbita de
Marte –quizá mediante viajes a Fobos y Deimos, las lunas de Marte– para el año
2033.
Hubbard, que co-lideró el grupo de estudio de la
Planetary Society, apunta que "no es fácil evaluar el plan sin más
detalles. Lo único que veo es que ese vídeo tan bonito pone 2028. La
verdad es que no puedo dar una respuesta definitiva sin saber los supuestos
específicos [que propone Lockheed Martin]”.
HAY QUE HACER SACRIFICIOS
Al menos en teoría, la idea de enviar un
módulo orbital antes de una misión en superficie serviría a la NASA como
calentamiento previo a un aterrizaje en Marte, ganando así un tiempo crucial
para desarrollar tecnologías de descenso y aterrizaje, ha comentado el
experto en política espacial John Logsdon, de la Universidad George Washington.
“Nos daría la oportunidad de comprobar toda la
navegación, el soporte vital [y] la protección ante la radiación: todo lo
necesario para llegar a Marte y volver sin aceptar los riesgos que conlleva
viajar a la superficie”, dice Logsdon. “Pueden establecerse similitudes entre
el Apollo 8 y el Apollo 11”.
Es más, un módulo orbital tripulado permitiría un
control a tiempo real de los rovers de Marte, lo que supondría una gran ayuda
potencial para los científicos, que actualmente se enfrentan a retrasos de
hasta 45 minutos en la comunicación. Un laboratorio en órbita podría también
procesar muestras que se mandaran por medio de los robots en la superficie de
Marte, lo que ayudaría a los futuros astronautas a avanzar en su búsqueda de
vida marciana pasada –o presente–.
¿Otra ventaja? Extender los costes. Aunque todavía
no se han publicado los detalles, Allison Rakes, portavoz de Lockheed Martin,
afirma que las estimaciones de la compañía estarían dentro del presupuesto
actual para exploraciones de la NASA, teniendo en cuenta incrementos anuales
para ajustarse a la inflación.
El problema es que una misión como esta siempre
vendría acompañada de sacrificios. El estudio del Jet Propulsion Laboratory
también encaja dentro del presupuesto actual de la NASA, pero requiere que la
NASA recorte su apoyo a la Estación Espacial Internacional para el 2028, y
preferiblemente en 2024, para liberar hasta tres mil millones de dólares de
gastos de la NASA.
“No hay forma alguna de mantener dos grandes
programas espaciales al mismo tiempo”, concluye Hubbard.