Los incendios liberan toneladas de dióxido de carbono a
la atmósfera, y las altas temperaturas hacen que el hielo marino de Siberia se
derrita rápidamente. Lo que “pasa en los polos no se queda en los polos”, si no
que afecta las temperaturas y eventos climáticos de latitudes más bajas, donde
viven miles de millones de personas. Un nuevo estudio advierte que si no se
toman medidas urgentes será trágico el futuro del ecosistema ártico y que los
osos polares desaparecerán en este siglo.
Un calor excepcional y prolongado en
Siberia está provocando incendios devastadores en el Ártico por segundo
año consecutivo, informó este viernes la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“Algunas partes de Siberia han vuelto a
superar los 30 grados centígrados esta semana, una temperatura más cálida que
en muchas partes de Florida, en Estados Unidos”, indicó la portavoz Claire
Nullis en una conferencia virtual desde Ginebra.
La OMM además ha recibido informes
sobre una rápida disminución de hielo marino a lo largo de la costa
rusa.
Las temperaturas en Siberia han sido más
de 5 ° C por encima del promedio de enero a junio, y en junio hasta 10 ° C por
encima del promedio. En la ciudad rusa de Verkhoyansk se registró una
temperatura de 38 ° C el 20 de junio, mientras que las temperaturas en algunas
partes de Siberia nuevamente alcanzaron los 30 ° C la semana que comenzó el 19
de julio.
La portavoz explicó que este calor
prolongado es resultado del bloqueo que ejerce un frente sobre el Ártico sumado
a la persistente desviación hacia el norte de la corriente de chorro, que
aporta aire más cálido a la región.
“Sin embargo, tal calor extremo hubiera
sido casi imposible sin la influencia del cambio climático causado por
el hombre, según el análisis de un equipo de climatólogos”, afirmó Nullis.
El Ártico se está calentando más del
doble de rápido que el promedio mundial, impactando a las poblaciones y
ecosistemas locales, lo que tiene repercusiones globales.
“Lo que sucede en el Ártico no se
queda en el Ártico. Los polos influyen en el clima y las condiciones
climáticas en las latitudes más bajas, donde viven cientos de millones de
personas”, explicó la portavoz.
NASA
Earth Observatory
Las temperaturas de Siberia en junio de 2020 fueron
las más cálidas en casi 20 años.
Incendios que se ven desde el espacio
Las imágenes de satélite han mostrado la
extensión de la superficie devastada por los incendios masivos ocurridos por
segundo año consecutivo en el Círculo Polar Ártico.
“Son imágenes dramáticas. El incendio
forestal más activo actualmente está a menos de ocho kilómetros del océano
Ártico. Esto no debería estar sucediendo y resalta la necesidad de una acción
climática urgente, así comoun mayor compromiso con el Acuerdo de París",
aseguró la portavoz.
El 22 de julio hubo 188 puntos de
incendios probables en Siberia. Las emisiones de carbono totales estimadas
desde enero debido a los incendios son las más altas en el registro de datos de
18 años del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copérnico, que observa la
actividad del fuego y la contaminación resultante para evaluar su impacto en la
atmósfera.
El humo de los incendios forestales
desprende una amplia gama de contaminantes.
"El verano de 2019 fue inusual en
términos de actividad de incendios en las altas latitudes y este 2020
parece estar evolucionando de manera similar. Esto sugiere que podríamos
ver muchos incendios en el Ártico en las próximas semanas, sobre todo porque la
temporada boreal de incendios forestales alcanza su punto máximo en julio y agosto
generalmente ", advirtió un comunicado del Servicio de Monitoreo Mark
Parrington.
Los incendios han sido particularmente intensos
en la República Sajá de Rusia (Yakutia) y el Okrug autónomo de Chukotka en el
extremo noreste de Siberia, que han experimentado condiciones mucho más cálidas
de lo habitual en los últimos meses. Las autoridades rusas también han
declarado que existe un riesgo extremo de incendios en todo el Okrug
autónomo de Khanty-Mansiysk, Yugra, que se ubica en el oeste de Siberia.
El humo de los incendios forestales
desprende una amplia gama de contaminantes que incluyen monóxido de carbono,
óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y partículas sólidas de
aerosoles. Los incendios forestales del Ártico emitieron el equivalente a 56
megatones de dióxido de carbono en junio pasado, en comparación con 53
megatones en junio de 2019. Los niveles de monóxido de carbono en el noreste de
Siberia fueron anormalmente altos en la región de los incendios.
“Los incendios liberan carbono y además
reducen durante años la capacidad de los bosques para capturarlo. Se trata de
un círculo vicioso”, aseguró la experta, respondiendo a preguntas sobre
las implicaciones de los incendios en el cambio climático.
Oso polar en el archipiélago noruego de Svalbard.
Foto: PNUMA UNEP GRID Arendal/Peter Prokosch
Derretimiento sin precedentes del hielo
marino
La OMM informó que, según expertos
estadounidenses, la ola de calor siberiana de la primavera pasada aceleró la
retirada de hielo a lo largo de la costa rusa ártica, en particular desde
finales de junio, lo que redujo la extensión del hielo marino en los mares
Laptev y Barents. Por el contrario, las otras áreas de los mares árticos
parecen estar cerca del promedio registrado de 1981 a 2010 para esta época del
año.
Por lo general la mayor parte del
deshielo ocurre entre julio y septiembre, cuando se produce la
extensión mínima anual del hielo marino. Hasta ahora, el menor registro fue el
de septiembre de 2012.
Todos los conjuntos de datos de la OMM
coinciden con una tendencia descendente a largo plazo en el hielo marino del
Ártico. Se cree que esto afecta los patrones climáticos en otras partes del
mundo, y se está investigando si está propiciando una corriente de chorro más
débil, un fenómeno asociado con patrones de bloqueo como los que afectaron a
Siberia este año.
Gracias a un fenómeno conocido como las
“teleconexiones”, los cambios en los polos se observan en eventos
climático en otras latitudes, incluido El Niño, donde el aire frío y
seco llega a lugares de condiciones más cálidas y húmedas.
Además, la fusión del hielo y el
descongelamiento del permafrost, que libera el gas metano de efecto
invernadero, está teniendo un gran impacto en la infraestructura y los
ecosistemas de toda la región.
Claire Nullis destacó una nueva
investigación publicada en la revista Nature Climate Change, que apunta a las
amenazas irreversibles para el ecosistema ártico.
"Los osos polares, que como todos
sabemos son un símbolo del cambio climático, podrían estar casi extintos para
fines de siglo”, dijo.